Imagen de Paul Verlaine. Fuente: http://vietsciences.free.fr/biographie/artists/writers/verlaine.htm
Paul Verlaine y Arthur Rimbaud
tuvieron el hábito de desfigurar sus vidas, y lo que pudieron ser unas vidas de
éxito y glamour, las convirtieron en una terrible pesadilla. Ambos fueron
individuos excesivos, increíbles escritores que trabajaban hasta la locura, y
de ese mundo que inventaron tanto separados como juntos lleno de
extravagantes desvaríos les quedó el nombre de escritores malditos y
para la historia de la literatura han quedado como dos de los más fundamentales
poetas de finales del siglo XIX.
Tanto Verlaine como Rimbaud fueron
personajes complicados que a pesar de sus poesías sorprendieron a la sociedad
de su época por sus rarezas y esquizofrénicas actitudes. Entre las
singularidades que se le atribuyen a Paul Verlaine sobresale el intento de
asesinar a su madre, a su mujer, a su hijo y finalmente a su amado Rimbaud. A
su mujer, también intentó quemarle los cabellos y cortarle las manos y en otra
ocasión lanzó a su hijo, aún bebé, contra la pared, el pequeño sobrevivió
gracias a la abrigada ropa que llevaba que amortiguó el golpe.
Arthur Rimbaud, no se quedó atrás
en sus locuras, con sólo dieciséis años ya se había ganado el sobrenombre de
loco en la sociedad parisina. Rimbaud fue un niño terrible que blasfemaba en
voz alta contra Dios, contaba a todo el mundo sus truculentos episodios
sexuales, no sólo con sus amantes femeninos y masculinos, sino también aquellos
pasajes de zoofilia. Muchos historiadores y biógrafos procuran justificar su
actitud alegando que Rimbaud había vivido una brutal y cruel infancia sin padre
y había sido violado por todo un batallón de soldados, lo que tuvo una doble
secuela en el poeta, el horror como víctima de un hecho infame y un
incomprensible atractivo hacia la degradación y la violencia.
Cuando Rimbaud, de diecisiete
años, y Verlaine, de veintisiete, se conocieron en 1871, pronto sintieron el
uno por el otro una fuerte atracción sexual, a la que se unió la común pasión
por la bebida, el amor a la poesía y la exaltación enardecida hacia los
hombres, formando desde el primer momento una pareja tormentosa. Rimbaud y
Verlaine mantuvieron una relación que rozaba y se balanceaba entre el delirio y
la pesadilla. Tomaban alcohol y se drogaban hasta desfallecer para superar los
límites de la razón, del bien y del mal, y sobre todo, para liberarse de los
falsos prejuicios sociales de un mundo aburguesado, decadente y absurdo que no
aceptaba su amor homosexual.
Al poco tiempo de llegar a París
Rimbaud se enemistó con todos los poetas parnasianos, que lo consideraron
demasiado tosco, rudo y salvaje. Arthur Rimbaud niño se reveló como un provocador.
Albert Mérat, por ejemplo, que en aquella época había publicado una
suma de sonetos en apología al cuerpo de la mujer, le respondió con un poema
obsceno titulado “Soneto del agujero del culo”.
La relación amorosa que mantuvieron
los poetas se batió entre el amor y el odio que terminó de manera trágica, como
fue también trágica el final de sus vidas. En los dos años que duró la
complicada relación amorosa se hicieron daño mutuamente. Hubo maltratos tanto
físicos como psicológicos, lágrimas, arrepentimientos, idas y venidas por
distintas ciudades de Europa, escapadas que terminaban en regresos, escándalos
que se hacían públicos, dolor y, sobre todo, mucha locura.
Paul Verlaine, una vez más, celoso
y desesperado por la atención de su amante disparó sobre el joven poeta. Paul
Verlaine dependía fuertemente del amor de Rimbaud, que ejercía una fuerte
atracción. Verlaine era un hombre débil y contradictorio, un ser indefenso y
mimado, profundamente inestable, necesitado de la autoridad permanente de un
ser fuerte que lo guiara, y sin embargo inconformista, receloso y con un gran
deseo de independencia.
El hecho violento ocurrió en la
ciudad de Bruselas en 1873. Paul había amenazado con suicidarse ya tres veces
si Rimbaud no regresaba con él, Rimbaud como siempre acudió a calmarlo y en
cuanto se vieron juntos de nuevo comenzó el tormento: Alcohol, sexo y peleas.
Verlaine viendo que no podía retener a su lado a su amante de la manera que
él quería y lo resolvió disparando a su pareja. Éste quedó herido de una mano
y Verlaine terminó con una condena a dos años de trabajos forzados
después de un juicio público.
Se volvieron a ver una vez más, en
1875, a la salida de Verlaine de la cárcel. Aquella noche terminaron a
puños como nunca lo hicieron y finalmente el caos de su angustiosa
relación terminó para siempre entre moratones y algún que otro llanto.
Para saber más de la vida de Arthur Rimbaud.
Una infancia complicada.
Rimbaud, sinónimo de poesía adolescente.
Los últimos años de su vida.
La película acerca de la vida de ambos no es nada para toda su historia.
ResponderEliminarFascinantemente caóticos...